Ahora que la culminación de la IIRSA Sur es un hecho, las comparaciones resultan inevitables y nos dejan mal parados. Para comenzar, en el lado brasileño se aplica desde hace décadas una política de fronteras vivas que beneficia con educación, salud y subvenciones económicas a la población asentada en Assis.
Aunque se puede alegar que Brasil ha tenido más de una década para prepararse, es válido preguntar qué ha hecho el Perú para rentabilizar la inversión de más de US$1.600 millones en la IIRSA Sur, pues desde hace cuatro años la integración carretera con el gigante su-damericano tenía fecha. Las versiones están divididas entre autoridades, empresarios y líderes gremiales.
A todo esto, ¿qué tan real es el potencial exportador de la ruta? Los consultados coinciden en que los productores de papa, cereales, materiales de construcción, textiles y frutas del sur del país tienen una gran oportunidad. El pero viene del otro lado de la frontera: al Brasil no se le vende papas por quintales o tomates sin procesar, advierten.
Sin embargo, a poco más de un mes de su inauguración oficial, queda la duda respecto de si el sector público está cumpliendo a cabalidad su papel en el aprovechamiento de una carretera construida para ayudar en la lucha contra la pobreza de las regiones más pobres del país.
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